Argán, el protagonista de la obra, que se cree muy enfermo y cultiva con
pasión sus males, siempre rodeado de medicinas y médicos, quiere
emparentar con uno de estos, casando a su hija con Thomas Diafoirus, pero
ella está enamorada de Cleante. Belina, la segunda
esposa de Argán, finge amor y compasión, por ser la única heredera. El joven
médico, insulso y pedante, viene con su padre, médico también y dirige a la
joven una declaración en estilo pedantesco.
Cleante, fingiéndose sustituto del maestro de música, logra entrar y,
cantando, declara su amor a la muchacha. El padre se da cuenta y la amenaza
con el convento si no acepta a Thomas Diafoirus. Este marcha con su padre
después de una solemne consulta sobre el enfermo.
El hermano de Argán, Heraldo, le habla a favor de Angélica y contra los
médicos; para comenzar, despide al farmacéutico que ha venido con una
lavativa ordenada por el doctor Purgón. Este, indignadísimo declara que dejará
al enfermo a merced de la muerte inminente. Llega otro médico, que no es
sino la criada Antoñita disfrazada, que despierta el interés de Argán cuando
critica las curas del doctor Purgón y los otros.
Heraldo intercede de nuevo a favor de Angélica y contra Belina, cuyo gran
amor es puesto a prueba. El enfermo se finge muerto, entra la esposa,
liberada al fin de aquel peso, y piensa en recoger inmediatamente el dinero y
las llaves. La hija, Angélica, encambio, da muestras del más sincero dolor.
El enfermo Argán conoce ahora a sus familiares; en cuanto a los males,
Beraldo, le aconseja hacerse médico. Ya conoce el arte en demasía y, por lo
demás, hasta la toga y el birrete. Las viejas acusaciones contra la medicina
formalista y charlatanesca son ridiculizadas con ingenioso brío y fuerza
convincente, a la vez que se afirma la fe en la naturaleza, única medicina; la
figura del Enfermo Imaginario es de una humanidad real y los tipos de los
médicos tienen una extraordinaria riqueza de color.