lunes, 8 de abril de 2013


 FÁBULA EL LOBO Y EL CABRITILLO

Personajes:
-        -  El lobo.
-         - El pequeño cabritillo: Pedro.
-         - El perro: Damián.
-         - La cabra (la madre de los cabritillos): Lola.
-         - El cabritillo mayor (hermano): Ernesto.

PRIMER ACTO

(Se abre el telón y aparecen un grupo de cabritillos junto a su madre en una cerca, donde juegan alegremente. Solo uno de ellos aparece apartado del grupo)

PEDRO: Como me gustaría salir de aquí y ver el mundo, la vida en el rebaño es tan aburrida.

(La madre de Pedro se acerca a él)

LOLA: Hijo mío, tu eres joven y no sabes todos los peligros que hay fuera del redil. Aquí los perros guardianes, nos protegen de los lobos, y no nos falta de nada.

(Al cabo de un rato se acerca el hermano mayor para ver qué ocurría)

ERNESTO: ¿Qué pasa madre? Pareces preocupada.

LOLA: Que tú hermano, sigue diciendo que quiere salir de la cerca y ver el mundo que le rodea.

ERNESTO: Pedro, eres un inconsciente, no puedes ni hacerte una idea de lo que te puedes encontrar ahí fuera.

PEDRO: ¡Pero es que estoy harto! Harto de esos malditos perros que se pasan el día ladrando. Sí, nos protegen de los lobos, ¡que pelmazos son! Y harto de ver siempre las mismas caras y hacer siempre las mismas cosas.

LOLA: Vamos hijo, cálmate, se está haciendo de noche, mañana ya hablaremos del tema.

(Se apagan las luces y todos se acuestan a dormir. Se cierra el telón)

SEGUNDO ACTO

(Se abre el telón y se ve a Pedro intentando escaparse mientras todos siguen durmiendo en la cerca)

PEDRO: Esta es mi oportunidad, escaparme cuando todos aún duermen.

(Dice sigilosamente para que no lo escuchen. Mientras que aprovechando un agujero en la valla y que los perros aún dormían, se escapa hacia el bosque)

PEDRO: ¡Ah, por fin solo!, podré hacer todo lo que se me antoje y nadie estará encima para regañarme. Quiero mucho a mi madre y a mis hermanos, pero nunca más volveré a esa cerca. (Dice mientras da saltos de alegría)

NARRADOR: No hubo andado ni cinco pasos, cuando le salió al encuentro un gran lobo, con ojos brillantes y fauces entreabiertas.

LOBO: Vaya, hoy por fin voy  a comer bien.

PEDRO: No me comas por favor.

LOBO: Jamás te dejaré escapar pequeño cabritillo.

NARRADOR: Entonces, al pequeño cabritillo se le ocurrió, una magnífica idea.

PEDRO: Vale de acuerdo cómeme, pero antes, concédeme un último deseo.

LOBO: Naturalmente, podré tener un gran apetito pero no soy malvado.

PEDRO: Siempre quise ser un gran músico, ¿me dejarías tocar la flauta por última vez?

LOBO: De acuerdo, pero que sea rápido, estoy muy hambriento.

(Pedro comienza a tocar la flauta)

NARRADOR: La música se esparció por todos los rincones del bosque hasta llegar a los perros que custodiaban el rebaño. Estos enseguida comprendieron lo que ocurría.

PEDRO: Aquí, aquí, estoy aquí.

LOBO: Maldito cabritillo, me has engañado como a un tonto.

(El lobo sale corriendo)

PEDRO: Gracias, no lo volveré a hacer, os lo prometo.

LOS PERROS: Pedro, espero que esto te haya servido de escarmiento, por suerte para ti, tu madre y el resto de tus hermanos todavía están durmiendo.

PEDRO: No os preocupéis, no volverá a pasar.

(Se apagan las luces y se cierra el telón)